Es bueno resaltar que los conflictos no son negativos en sí mismos.
La forma de evaluar el impacto de un conflicto tiene que basarse en si habilita o inhabilita a las personas para el logro de resultados.
Cuando los conflictos quedan sin resolución pueden surgir alguno de estos escenarios:
- Falta de foco estratégico
- Actividad improductiva
- Ira, malestar y hostilidad
- Retrasos en la toma de decisiones
- Pérdida de competitividad
Muchas veces una estrategia desacertada implica poner los conflictos debajo de la alfombra.
Los conflictos hay que GESTIONARLOS.
Resulta fundamental recordar que en base a cómo gestionemos los conflictos, nuestra identidad personal y profesional quedará forjada.
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Las organizaciones construyen día a día su identidad, a través de las interacciones y dinámicas que se producen en su equipo humano.
Si no son gestionados, los conflictos, pueden transformarse en:
- Dinámica de ganar o perder. El objetivo es que haya un ganador y un perdedor (cuando en realidad ante un conflicto, todos pierden).
- Desperdicio de energía.
- Decaimiento del estado de ánimo de la gente.
- Establecimiento de bandos, que polarizan y destruyen la cooperación.
- Comportamientos irresponsables (por ejemplo, ataques personales).
- Dificultad para la toma de decisiones.
- Pérdida de soluciones creativas
Analizar y aceptar las diferencias es:
La responsabilidad de los miembros de las organizaciones y empresas es aprender a gestionar los conflictos.
¿Cómo?
Los conflictos surgen cuando los deseos y necesidades de una o más partes, se presentan como incompatibles.
Es bueno recordar que:
- Cada uno de nosotros es único e irrepetible
- Cada uno de nosotros tiene diferentes deseos, necesidades, valores, ideas, suposiciones, conocimiento
- Una comunicación auténtica y efectiva es fundamental para resolver diferencias
- Es fundamental nuestro autoconocimiento, saber qué desencadena nuestros enojos, qué nos causa satisfacción, qué necesitamos aprender.
Cuatro maneras habituales en que las personas enfrentan los conflictos:
Cada una de las decisiones que tomamos y no tomamos, en nuestra vida, impactan en el largo plazo.
Nuestro bienestar depende de cómo quede el balance de nuestra cuenta corriente emocional.
La invitación es a que asumas el rol de protagonista y elijas tu mejor respuesta frente a los conflictos.
¿Y vos cuál vas a elegir?