Sabés que hace mucho tiempo, antes que existiera la escritura, para poder enseñar se utilizaban relatos, que permitían descubrir el significado de las acciones humanas.
Cuando era docente en el jardín de infantes, mis alumnitos esperaban ansiosos el momento del cuento, cantábamos una canción, para generar el contexto:
Cuéntame un cuento,
que yo te escucho,
largo como el invierno
que dure mucho…
Posiblemente por eso disfruto buscando cuentos para vos, desde mi inquietud de recordar esos hermosos momentos, entonces que disfrutes este cuento
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Un mono mira al río muy preocupado. Se refriega las manos nervioso y se toca el corazón, al ver a los peces nadar.
Con mucha concentración, logra atrapar uno de los peces. Lo mira sonriendo, lo acaricia, le da un beso y lo apoya en el suelo, lejos del agua.
Mira de nuevo al río y vuelve a inquietarse, hasta que logra atrapar otro pez.
Lo mira sonriendo, lo acaricia, le da un beso y lo apoya junto al anterior. Y así continúa.
Un niño, que pasa caminando al lado del mono, le pregunta sorprendido por qué hace eso con los peces.
El mono, sin dudarlo, responde: – ¡Los estoy salvando de que se mueran ahogados!
Si nos ponemos a reflexionar sobre este brevísimo relato, seguramente encontraremos que nos invita a reflexionar sobre las consecuencias de enfocar nuestras acciones solo en nuestras buenas intenciones. Algo que creo importante para destacar es que nosotros nos juzgamos por nuestras intenciones y nuestro entorno nos juzga por nuestras acciones…es muy diferente el enfoque.
También podríamos profundizar sobre lo importante que es
«respetar al otro como un legítimo otro«
con sus singularidades, creo que esto es la máxima expresión del amor.
¿Y vos qué pensás?
Esperamos, como siempre tus comentarios.
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Te dejo un afectuoso saludo.
Lic. Sonia Grotz