Cielo e infierno en el control de emociones
Una vieja parábola Zen
Un guerrero llamado Nobushige fue a visitar a Hakuin, célebre Maestro Zen, y le planteó la siguiente pregunta:
–¿Existen verdaderamente, un infierno y un paraíso?
–¿Quién eres? -pregunto Hakuin.
–Un samurai -respondio orgulloso.
-¡Tú, un samurai ! -exclamó Hakuin. Nada puedo enseñarte. Eres tonto. Eres indecente. Eres una deshonra, una verguenza para la estirpe de los samurais. Fuera de mi vista! No te tolero!
Nobushige se enfureció de tal forma que comenzó a sacar la espada mientras Hakuin continuaba a más y mejor con sus insultos.
-¡ Ah !, al menos tienes una espada, pero probablemente eres demasiado estúpido como para lograr cortarme la cabeza.
Nobushige, alzo la espada en el aire dispuesto a todo.
El monje miró al samurai fijamente a los ojos y le dijo suavemente:
–He aqui que se abren las puertas del infierno.
El samurai quedó paralizado, comprendió cuán piadoso era aquel monje que había arriesgado su vida para explicarle qué era el infierno.
Bajó la espada y cayó de rodillas ante él, lleno de gratitud.
–He aqui que se abren las puertas del cielo -dijo el viejo maestro.
La incompetencia emocional se manifiesta de dos maneras:
Regular emociones
- Muchas veces los seres humanos mostramos ambas conductas.
- Las emociones pueden tomar el control de la mente y desatar acciones que luego lamentamos.
- La idea es retomar el control, a veces esto implica un desafío para nuestra creatividad.
Salir del piloto automático, dejar de reaccionar y tomar el control de aquello que sentimos.
La clave es el tiempo, entre el estímulo y nuestra respuesta está nuestra libertad!
Conversemos!!
Lic. Sonia Grotz
Directora Creativa Consulting
¿Querés conocer qué herramientas te brinda el coaching para regular tus emociones?