El regalo, cuento zen

El regalo, cuento zen

 

 

Una vez vivió un gran guerrero. Aunque bastante viejo, él aún podía derrotar a cualquier retador. Su reputación se extendió a lo largo y ancho del país, y muchos estudiantes se reunieron para estudiar con él.

Un día, un infame joven guerrero llegó a la aldea. Estaba determinado en ser el primer hombre en derrotar al gran maestro.

Junto con su fuerza, tenía una inexplicable habilidad de notar y de explotar cualquier debilidad en un adversario.

Esperaba a que su rival hiciera el primer movimiento, de esa manera revelando una debilidad, y después golpeaba con una despiadada fuerza y una velocidad de relámpago.

 

Nunca, nadie había durado en un combate con él, más allá del primer movimiento.

 

Muy en contra del consejo de sus preocupados estudiantes, el viejo maestro aceptó con mucho gusto el desafío del joven guerrero. Cuando los dos estuvieron en guardia para la lucha, el joven guerrero comenzó a lanzar insultos al viejo maestro.

Tiró mugre y escupitajos en su cara. Por horas lo atacó verbalmente con cada maldición e insulto conocido por los hombres. Pero el viejo guerrero simplemente estaba parado allí, inmóvil y tranquilo.

Finalmente, el joven guerrero se agotó. Sabiendo que había sido derrotado, se marchó, sintiéndose avergonzado.

Algo decepcionados porque no luchó con el insolente joven, los estudiantes se reunieron alrededor del viejo maestro y le preguntaron:

-¿Cómo pudo usted aguantar tal indignidad? ¿cómo no lo alejó?.

-Si alguien viene a darles un regalo y ustedes no lo reciben”contestó el maestro

-¿A  quién pertenece el regalo?.

Cuento zen

 

¿Y vos qué pensás?

¿Qué sentiste?

¿Tuviste que atravesar una situación con estas características?

Frente a las diversas situaciones de la vida podemos asumir el rol de víctima, y responder en forma casi automática. Culpando a nuestro entorno de nuestras reacciones.

Es  importante, en cualquier momento, recordar que lo único que podemos controlar es nuestra actitud. Aprendiendo a dominar y a conocer nuestras emociones.

Sólo así podremos marcar la diferencia y empezaremos a responsabilizarnos por nuestros resultados.

 

¿Te parece un camino que aún no transitaste?

¿Conocés acerca de tus estados emocionales y emociones?

A quienes estás «culpando» ante la imposibilidad de alcanzar tus resultados?

¿Qué cuento te estás contando? ¿Son excusas?

¿Te gustaría alcanzar resultados más satisfactorios?

 

Otro aspecto importante, viendo la historia desde otro ángulo, es que lo que hacemos a los «otros» también nos hacemos a nosotros mismos. Así que por simple ecología, siempre es «negocio» tratar a los otros como nos gustaría ser tratados.
 
Una reflexión para el final:
 
 
«Vengándose, uno se iguala a su enemigo; perdonándolo, se muestra superior a él»
Sir Francis Bacon
 
 
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